Soy guay

No es el fin, tampoco es un nuevo comienzo (ni quiero que lo sea) pero me siento como si uno de esos momentos hubiese llegado.

Cambio fijo. La gente ya no es de ideas claras, prefiere una mentira meditada y bien “pronunciada” a una verdad a “destiempo”. Nunca es tarde, pero a veces, el tiempo gana la partida y ahora, justamente ahora, está dando jaque…

Y es que ser guay está a la orden del día, las personas (en plural) ya no son nadie; el “intelecto” de un grupo recae sobre un singular (persona envidiada por la inmensa mayoría).

Siempre queremos más (mis experiencias en el casino me lo han demostrado). No somos conformistas ni humildes; si hay que pisar a los demás, les pisamos (todo sea por el fin); si tenemos que mentir, lo hacemos… somos magos, somos guays (recuérdalo).

Y esos seres que se hacen llamar amigos… ¿realmente lo son? La mayoría de las amistades solo desunen, el amor quema, y los sentimientos provocan hasta la risa. Estupor y espanto, eso parece la existencia. De un pequeño trozo de nieve se ha formado una gran bola que arrasa con todo, con aquello que en un “pasado” se creía que existía.

¿Vacío? ¡Qué va! Ese término ya está pasado de moda.

¿Te ríes de mí? ¿En serio? Pues yo contigo, por supuesto. ¿Me criticas? Yo me sigo riendo. ¿Me engañas? No me preocupa, la vida un día te engañará a ti…

Tétrico, pero real. Así son las cosas y así se las he relatado… Si algún día pensáis que todo esto tiene solución, aplicarla. Es un tema de cabeza, de sentido común y de corazón. Yo lo tengo, ¿lo tienes tú?

…y eso, y poco más… que me llamo Alejandro, que existo, que siempre existí, que me quedo, aunque realmente nunca me fui, que te echo de menos, y que echo de menos esa pequeña sensación de ser un poco feliz…

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PD: soy guay.

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PD2: más que tú.